darse a conocer no fue fácil: no era mexicano, su pintura era un grito contra la ortodoxia muralista, y además pertenecía a la tradición antiestalinista, algo que los críticos ‐ muchos de los cuales eran cercanos al Partido Comunista‐ no le perdonaban.
Petrogrado15 de junio de 1920 - Cuernavaca, 21 de julio de 2005
Vlady
(Vladimir Kibalchich Russakov)
Hijo del escritor revolucionario Víctor Serge, conocido en el mundo entero por haber escrito numerosas obras sobre la Revolución rusa e importantes análisis del proceso de degeneración del stalinismo y sus desastrosas consecuencias para el movimiento socialista mundial. Pero Vlady, (nombre ruso, Vladímir Kibaltchich), era también célebre por su labor de dibujante y de pintor, que dio prestigio a México porque desbordó ampliamente las fronteras de América Latina.
Vlady se había iniciado a la pintura con el Renacimiento (primero en el Hermitage y después en el Louvre), la afinaba ahora gracias a su encuentro con México y particularmente con los frescos de Diego Rivera.
Hay que señalar, sin embargo, que Vlady se hallaba muy lejos del mensaje declarativo y nacional‐popular del muralismo mexicano. De manera que siguió su relación con los surrealistas, ahora gracias a Leonora Carrington y Remedio Varo, dos pintoras que, además, lo intrigaban porque pintaban al temple.
Con el tiempo, llegó a la conclusión –descabellada, según algunos‐ de que, los colores industriales habían asesinado a la pintura contemporánea. Iniciaba así su rebelión no solamente contra los acrílicos sino también contra los óleos en tubo y una larga y angustiosa experimentación con la que se ha definido –la cocina veneciana‐ para llegar a fabricar su propia pintura.
Con el tiempo, llegó a la conclusión –descabellada, según algunos‐ de que, los colores industriales habían asesinado a la pintura contemporánea. Iniciaba así su rebelión no solamente contra los acrílicos sino también contra los óleos en tubo y una larga y angustiosa experimentación con la que se ha definido –la cocina veneciana‐ para llegar a fabricar su propia pintura.
En los años cincuenta se puso a la cabeza de una nueva generación de artistas que no quiso inclinarse ante lo que se llamaba el "realismo socialista", que impresionaba más de lo que valía y además quería ocupar un lugar dominante absoluto.
Esa generación se volvió hacia el arte abstracto americano.
Y Vlady destacó especialmente con un fresco
de más de 2000 metros cuadrados que creó
en México, entre 1973 y 1982, en la biblioteca
Miguel Lerdo de Tejada, obra monumental de
la historia de las revoluciones.